Probando el Tattoo Tarot

En varias oportunidades he comentado que “lo invisible” se comunica a través de los elementos simbólicos del lenguaje empleado, pero también a través de la geometría de la distribución del mismo. Esto ocurre a pesar de que se empleen significados previamente definidos para cada posición, como puede ocurrir con una cruz simple o Celta empleando cartas de un tarot. Ustedes pueden emplear una estructura con posiciones definidas, las cartas responderan en función de las posiciones, pero también por sobre estas, ya que podremos apreciar que los personajes de las cartas se miran expresando intenciones que van más allá de las posiciones. También ocurre que, si creamos una tirada sin definir las posiciones, como un tablero de 3x3, las cartas encontrarán la forma de expresarse a través de la posición en que se encuentren, aunque no le hayamos dado un significado previo. Por ejemplo, en una línea de cinco cartas, generalmente la carta central posee mayor relevancia proporcionando la clave de la respuesta. No ocurre esto porque así lo hayamos definido, sino que la primera vez que lanzamos las cartas para formar una línea impar, nos damos cuenta que la central es más importante a la hora de leer la línea. A partir de ese momento, cuando lancemos nuevamente las cartas formando una línea impar, le prestaremos mayor atención. ¿Cómo nos damos cuenta de que la carta central resulta más importante? Porque puede estar ocupada por un arcano mayor o, porque simplemente contiene la clave de la respuesta. En un 3x3 también nos damos cuenta que la carta central es la más importante, que la primera carta generalmente representa el problema del que emerge toda la situación, que la cruz central posee cierta independencia de las cuatro cartas de las esquinas, etc. No importa qué geometría empleen en la creación de la tirada, con el paso del tiempo ésta nos indicará qué representa cada posición, lo que nos ayudará en el futuro a observar cada posición con mayor detenimiento.

Resulta importante tener en cuenta, que debido a este proceso, siempre conviene diseñar las tiradas de manera equilibrada en su geometría. Fundamentalmente porque a lo largo del tiempo descubriremos, qué nos transmite lo invisible a partir de los patrones geométricos. Supongo que por ello se habla, muchas veces, de una geometría sagrada, porque los contenidos simbólicos encuentran en ésta, un camino para conferir sentido. 

Pero nada como un ejemplo para descubrirlo por nosotros mismos, de paso, aprovecharé para examinar el comportamiento de mi última adquisición, el Tattoo Tarot. La consulta pasa por el futuro de una relación entre una mujer y un hombre. Lo importante aquí es observar cómo la geometría de la distribución nos habla, decidí oponer dos cartas en horizontal y dos en vertical, tal como puede apreciarse en la imagen.

Tattoo Tarot

La pareja salió perfectamente representada por la Reina de bastos y el Mago. La Reina de bastos mira como encandilada al Mago, pero el Mago mira en otra dirección, hacia su futuro. Estas dos cartas ya nos hablan muy claramente de la esencia de la relación. El Mago se vale de esta mujer para sus propios intereses. Las otras dos cartas ubicadas en la vertical van desde un 7 de oros que se encuentra en la base de la situación, a un 2 de bastos. Evidentemente lo que mueve este vínculo es el dinero. El Mago-Ilusionista se vale de esta mujer con el propósito de proyectarse él mismo en el futuro. La chica lo sabe, pero lo permite, porque perderlo la conduciría a quedarse completamente sola.

Muchas relaciones se sostienen bajo esta premisa: mejor algo malo que nada. De ahí el 2 de bastos. No es necesario explicar la energía del 7 de oros, porque en este mazo es muy clara, la atención debe enfocarse en el 2 de bastos, un consentimiento para ser usada con el propósito de tener al hombre que le permite mantener la ilusión pública de un vínculo idealizado. ¿Qué quiere esto decir? Que ella consiente y se expresa públicamente a través de ese Mago, a ella le gusta la ilusión pública creada, aunque la relación sea una mentira. Todos ganan aquí, de ahí el 2 de bastos, para él el dinero y la proyección, para ella mantener la imagen pública de encontrarse con el hombre soñado, que equivale a realizarse como mujer. (Ella es reconocida en su campo, pero él es un don nadie, pero aprovecha el reconocimiento público que ella ha conquistado con el paso del tiempo, para promocionarse él en un campo donde nadie lo conoce y no posee trayectoria alguna, y ella lo consiente. Esa es la verdadera situación.) Que una chica joven necesite gritarle al mundo que tiene pareja, se entiende, que una mujer pasada ya la mediana edad escenifique un amor de ensueño gritándole al mundo que tiene pareja, se convierte en un síntoma. Para peor, el entorno sabe que lo hace para marcar el territorio y que otras mujeres no se acerquen a él, pero la fama que le va ayudando a ganar con el paso del tiempo hace que más mujeres se acerquen a él, logrando el efecto contrario al buscado. Lo confiesa, si pudiera quedarse embarazada para retenerlo, lo haría, pero como no puede hacerlo, le ofrece a cambio esta publicidad, con un costo incluido: ella misma. Porque si la dejara él perdería lo que ha ganado a través de este fraude. Eso representa el 2 de bastos en esta situación, con el 7 de oros en la base. Un acuerdo económico o, como ella no necesita el dinero, una compra, ella lo compra para obtener algo, él se vende para obtener algo. Él obtiene mucho más de este acuerdo, eso es lo que a ella no le gusta, particularmente porque su entorno se va dando cuenta de que está siendo vilmente empleada por este vividor.

Pero es que esta es una relación estrictamente pública, un amor para la platea, por eso no hay corazones, sólo oros y bastos, y un Ilusionista. Ilusionista que no sólo lo representa a él, sino a ella a través suyo. Pero tampoco hay espadas, porque ella consiente el juego, la ilusión. Le permite a él la proyección hacia su futuro a cambio de que públicamente le ofrezca a ella la posibilidad de escenificar un vínculo idealizado. Todos ganan mintiéndose a sí mismos. Bueno, en realidad sólo ella se miente a sí misma, porque él, sin duda, sabe lo que quiere, por ese motivo él aparece representado en un arcano mayor como el Mago y ella como una simple Reina de bastos, que lo sigue a donde él vaya. Ella se ha convertido en la escudera de este Ilusionista-Charlatán, para simular públicamente un amor de película. Hasta pueden apreciar como ese Mago toma la copa con su mano derecha, la que se encuentra del lado de ella, y con su contenido dirige con la izquierda la varita hacia el futuro. Emplea los sentimientos de ella a su favor para proyectarse. Pero poco a poco ella se va dando cuenta que quienes la rodean lo saben, y ese es el gran peligro que la acecha. Precisamente es la Torre la que generalmente llega para terminar con estas mentiras públicas. Carta que repetidamente ha salido en tiradas anteriores para esta pareja.

¿Qué hacer me pregunta? Las cartas no pueden responderle, porque no pueden decidir por ella. Ya conoce todos los elementos de su situación, por lo que deberá decidir si seguir en esta tensión o terminarla de una vez. Terminar va a terminar, ese Mago se está escapando de su vida, la va dejando atrás. Así que la decisión contiene sólo dos opciones: esperar hasta que él la abandone porque ya no le sirve a sus propósitos, o abandonarlo ella antes.

No es la primera vez que recibo una consulta de este estilo y sé que el libre albedrío en cuestiones del corazón no existe, ella no puede decidir nada, y todo seguirá hasta que el vínculo se agote y rompa solo. Pienso que ocurrirá en unos 10 meses, un año, como máximo. Al no disponer ella de otras opciones por su edad, le imposibilita ser quien rompa el vínculo. Por ahora cree controlarlo, porque él depende de ella para proyectarse, pero él ya tiene otras opciones, y ella lo sabe, no es la única mujer a la que ha engatuzado. También, la mentira pública se va resquebrajando, y cada vez le resulta más estresante mantenerla, de ahí a que vayan espaciándose en el tiempo sus apariciones públicas. Poco a poco va abandonando los espacios a los que acudía con él, para evitar la vergüenza.