El Colgado y el Zazen

Una de las filosofías que más influyó en mi pensamiento durante mi juventud, ha sido la del Zen, claro, lo hizo cuando tenía 20 años junto al taoísmo, posiblemente porque durante esa época me entregué a la práctica de las artes marciales, Aikido y Karate. Fundamentalmente el Karate, porque el Aikido lo practiqué sólo unos pocos meses, mientras que el Karate por muchos años. Con el paso del tiempo la filosofía tras el Zen me fue pareciendo pobre, tal vez debido a tanto falso Gurú que jugaba a ser Maestro Zen.

Claude Burdel
En fin, eso no quita que el Zen tenga algunas cosas rescatables, y el Zazen sea una de ellas, meditación sentado que sigo practicando en la actualidad, aunque ya haya abandonado las artes marciales, pero no al ejercicio físico, que lo considero esencial para la salud física y mental. Una mente fuerte debe habitar un cuerpo capaz de sostenerla.

Curiosamente, cuando he tirado las cartas del día y he hecho Zazen, me ha salido el Colgado. Nunca me extrañó esta asociación, porque la particularidad del Colgado es la imposibilidad de moverse. Cuando aparece en la vida de una persona, de seguro que no puede hacer nada por alterar su situación, que debe ser muy mala, pero por sobre todo, estará imposibilitado de moverse. Puede que no tanto físicamente, sino que no podrá actuar para avanzar o retroceder. Estará completamente bloqueado e imposibilitado de hacer algo, y no contará con ayuda de otros para salir de donde se encuentra.

Durante el Zazen, se aquieta la mente a partir del aquietamiento del cuerpo limitando su movilidad. Es una inmovilidad elegida, no impuesta como en el Colgado, pero es una de las características fundamentales de este tipo de meditación, y de la práctica de cualquier asana. Así que la asociación tiene mucho sentido. Además, se aquieta el cuerpo para meditar y resolver problemas, y en el Colgado ocurre algo similar, la inmovilidad estimula la actividad mental para encontrar una solución y poder salir de la situación de estancamiento. Hay que recordar, que el pensar requiere de la inhibición de la acción física, como en el ajedrez, actuaremos recién cuando encontremos la movida capaz de hacernos ganar la partida. En los colegios se limita el movimiento de los chicos durante las clases para favorecer la actividad mental y el aprendizaje. Quien actúe cada impulso, no será capaz de pensar. Las personas impulsivas muchas veces caen en los mismos errores porque no son capaces de detenerse para pensar antes de actuar. Así que debemos tener siempre presentes que el pensamiento se desarrolla dentro de la inhibición de la acción. Como decía Freud, ejercitamos en el teatro de la mente una acción hasta que nos salga bien, para luego llevarla a la práctica en la vida real.

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