Leyendo la Buena Fortuna


Un argumento frecuente en quienes pretenden descalificar a la adivinación es que limita la libertad y capacidad de elección de las personas volviéndose dependientes del adivino. Para actuar necesitamos información, muchas veces no conocemos todas las variables que entran en juego en una situación. Alguien comienza un negocio, prevé que todo saldrá bien, pero por alguna extraña razón los clientes no se comportan como se había calculado. Putin invade Ucrania, tiene un ejército superior, pensaba que en una semana tomaría el control, van 3 años de guerra, perdió 600000 soldados, material de guerra, le están destruyendo las refinerías, etc. Nadie hubiera predicho este escenario. Tal vez termine ganando, pero a un costo que no imaginaba, si hubiera sabido del mismo antes de lanzarse a la guerra tal vez hubiera esperado un mejor momento.

Aquí es donde la adivinación entra en juego, los oráculos nos proporcionan dos cosas: información sobre lo que ocurrirá y sobre la suerte. Hay quien dice que la suerte no existe, que nosotros creamos nuestra suerte o deberíamos hacerlo. Quienes no tengan conocimiento sobre los métodos oraculares no pueden saber el peso que la suerte tiene en nuestras vidas. Kublai Khan mandó una flota naval para conquistar Japón, Japón no disponía de medios para defenderse de esta invasión, pero la suerte estuvo de su lado y una tormenta marina se encargó de destruir la flota, Khan mandó otra aún más poderosa, pero corrió con la misma suerte y el mar la destruyó. Khan entendió que la suerte o los dioses se encontraban del lado de Japón y no volvió a intentarlo.

Yo mismo he dicho infinidad de veces que los oráculos son los meteorólogos de la suerte, pero enfatizando que éstos proporcionaban información sobre el curso de los acontecimientos, pero no destaqué la importancia de la suerte. La suerte constituye un recurso palpable para el éxito. No basta con disponer de inteligencia, creatividad, recursos económicos, etc., si la suerte no está de tu lado.

Hoy nos encontramos con sanadores tarológicos, tarotistas evolutivos, coaching, terapeutas, y toda clase de inventos fundamentados en la idea de proporcionar autoconocimiento para la curación y resolución de problemas a partir de la información acerca de lo que les ocurre a las personas. Claro, nada de esto funciona, porque el autoconocimiento sirve tanto como le sirvio a Khan su flota naval invencible.

Una vez un chico me manda un mensaje por privado, me dice algo como que está sin trabajo, la madre está enferma, todo le sale mal, que no sabe qué hacer ni la causa de sus problemas. Otro le hubiera dicho lo clásico: te han hecho un trabajo de magia negra o es algo kármico y la solución pasará por descubrir qué has hecho en otras vidas. No le respondí por la sencilla razón de que la suerte no estaba del lado del chico y nada podía hacer. Tener la suerte en contra es como que una tormenta se hubiera desatado donde te encuentras, sólo te queda cubrirte y esperar a que pase.

Todos sabemos de esta tendencia que se va imponiendo que descalifica a la adivinación o predicción del futuro y pretende una práctica donde predomine el proporcionar autoconocimiento para que la gente pueda resolver así sus problemas. Curiosamente esto puede debilitar a las personas y disminuir su suerte. Pero como no creen en la suerte, les da lo mismo, posiblemente no tengan idea de lo que hacen.

A veces la información es útil, como cuando se pierde un gato y se desea saber dónde está o si volverá. La información centrada en el futuro para tomar decisiones es importante, pero la esencia de la adivinación es el cálculo de la suerte. Por esto se llamaba a la adivinación la lectura de la buena fortuna.

Existen muchos oráculos, pero los más modernos van concentrándose en proporcionar información antes que determinar la suerte. Quienes los emplean creen que mientras más información puedan proporcionar mejor será para el consultante, pero desconocen el valor de la suerte. Claro, si Khan hubiera consultado a un adivino antes de lanzar sus flotas contra Japón le hubieran predicho el resultado y puede que se abstuviera y, así, no perder tantos recursos.

Los vikingos antes de lanzarse a la conquista consultaban con sus adivinas sobre el resultado, no importaba que tuvieran un poderío militar superior, si éstas auguraban mala suerte no se lanzaban a la conquista. Otro camino para determinar su suerte en la conquista era a través de un duelo. Tomaban un miembro del poblado que deseaban conquistar y uno de su propio ejército, los hacían batirse a duelo y ahí medían la suerte. Si su hombre ganaba con soltura la suerte estaba de su lado, si perdía o resultaba gravemente herido o muerto, no procedían a la invasión.

Una persona puede tener éxito con la suerte en contra, pero éste no durará mucho o no proporcionar la satisfacción que esperaba y desear abandonar lo logrado. En astrología tradicional existen dos aspectos tensos, la cuadratura y la oposición. La cuadratura no augura un NO, pero costará alcanzar lo que se busca, con la oposición tampoco se augura un NO, pero si se alcanza lo buscado se perderá pronto o se perderá el interés en conservarlo.

La adivinación debe proporcionar información para actuar, la suerte es uno de los recursos más importantes a analizar, y se debe guiar al consultante hacia los puntos de mayor suerte en su vida para que la aumente de forma deliberada. Existen lugares donde la suerte es mayor para nosotros, hay personas que nos son beneficiosas, hay objetos, hay momentos con mayor suerte para iniciar proyectos, etc., debemos acumular suerte para alcanzar nuestros objetivos y la adivinación debe ir en esa dirección. También debemos tener en cuenta que la suerte puede acumularse en nosotros, podemos perderla o ganarla, mientras mayor suerte tengas acumulada en el cuerpo mejor te irá, al perder la suerte te puedes debilitar, enfermar y morir.

Entonces, quienes se dedican a la adivinación deben tener muy claro el valor de la suerte en la vida de las personas y, que pretender lograr algo con la suerte en contra no es una buena idea. La cultura china se creó en torno al I Ching, por ello, siempre pienso que un buen gobernante debería tener su adivino como consejero, claro, no para beneficiarse sino con la idea de beneficiar a la comunidad que gobierna.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Miren qué fácil se leen los pips

¿Por qué resulta tan difícil acertar en la predicción de un evento público como las elecciones presidenciales en EEUU?

Las cartas de la corte representan personas

¿Es necesario que se forme la pregunta antes de consultar al oráculo para que éste responda de la mejor forma posible?

Repito, El Enamorado en el tarot de Marsella habla de amor, no de elección

GT para mayo/junio de chica de mediana edad

¿La Humanidad se establecerá en Marte en este siglo?

¿Todo creador de contenidos (blog, YouTube, etc.) se encuentra condenado a la extinción con la llegada de la IA?

¿Se creará una OTAN asiática?

La pirámide invertida