Sol y Luna, la pareja celestial

Tarot de Marsella Jean Noblet

Hace poco le preguntaron a un astrólogo, que además lee el tarot de Marsella, si para leer las cartas resulta necesario estudiar astrología. Respondió que no, ni astrología, ni Cábala, ni ningún otro sistema externo al tarot de Marsella. El Marsella se basta a sí mismo para responder cualquier pregunta, es más, las mejores lecturas que ha presenciado han sido llevadas a cabo por operadores que sólo se atenían a las cartas y que no conocían ningún sistema externo al tarot.

La tentación de combinar otros sistemas para ayudarse en la lectura del Marsella es muy fuerte, particularmente en los comienzos del aprendizaje, cuando enfrentar a las cartas de pips puede resultar abrumador. Pero pasado el trance inicial de desconcierto, cuando comenzamos a generar ideas a partir de las cartas, cuando comenzamos a verlas, cuando descubrimos que el tarot nos habla, todos los sistemas externos que hemos aprendido para leerlo se convierten en verdaderos obstáculos que nos ciegan a la hora de continuar con la lectura de las cartas.

Yo mismo he cometido el error de sugerir el estudio de la astrología como complemento, pero hoy me arrepiento. Cualquier sistema externo al tarot terminará bloqueando la lectura, porque lo proyectaremos sobre las cartas. No hace mucho estuve a punto de escribir un artículo que se llamaría “Aprender a Desaprender”, donde aconsejaba un olvido activo a la hora de leer las cartas, un olvido que consistiera en eliminar de nuestra mente aquello que alguna vez actuó como muletilla para leerlas, de manera de poder verlas hoy como si fuera la primera vez que lo hacemos, pero recordando sólo el comportamiento que han tenido en lecturas anteriores. Porque se dice que el tarot de Marsella es un libro que se basta a sí mismo, es cierto, se basta a si mismo pero se revela a lo largo del tiempo a través del comportamiento de las cartas en distintas tiradas. Ver un 7 de oros por primera vez en una tirada puede decir muy poco, salvo que se recuerde cómo se ha comportado antiguamente en otras tiradas. Es más, a veces entendemos una tirada mucho tiempo después cuando las cartas que aparecieron se revelan en tiradas futuras.

La diferencia entre un experto y un aprendiz, diferencia que existe y que debe existir, es ésta, que ha aprendido la gramática de su mazo y sabe cómo se comportan las cartas, lo que le permite leerlas mejor.

Por ejemplo, ahora voy a comparar al Sol y la Luna, olvidándome de la astrología y a partir de lo que veo en las cartas y de lo que recuerdo acerca de sus comportamientos a lo largo del tiempo en muchas tiradas.

Son cartas polares, quiere decir que son cartas cuyos significados son opuestos, por ejemplo, el día y la noche. Si prestan atención verán que son muy similares, el sol y la luna desprendiendo esas gotas se ven muy parecidas, la idea del 2 se encuentra en los dos chicos y en los dos perros, el murito contenedor detrás de los chicos y las torres que se ven al fondo de la Luna. Prestando atención a las imágenes podemos ver muchas cosas y por analogía muchísimas más. Pero en esencia el Sol habla de espacios iluminados, de lo que se encuentra a la luz, y la Luna habla de lo oculto, de lo que se esconde de la luz, secretos, infidelidades, engaños, etc. En el Sol no sólo vemos lo que está a la luz, vemos lo que está a la luz y contenido por ese murito, como ocurre en una playa o en un espacio público definido de alguna manera y contenido. La imaginación crecerá en el espacio de la Luna, porque el desconocimiento de las cosas la aviva alimentándose de la sospecha. En cambio, bajo el Sol todo está a la luz, nada necesita ser imaginado o interpretado. Uno sueña de noche mientras duerme, difícilmente durante el día, salvo que se padezca algún trastorno. Podemos actuar bajo la luz del Sol o escondidos en la oscuridad de la noche. Pero también son analogías, porque podemos actuar delante de la vista de todo el mundo o a escondidas. Por este motivo toda ocultación o engaño se encuentran bajo la influencia de la Luna.

Estas son sólo algunas ideas, la experiencia revelará muchísimas más. Sí, la "experiencia", de la que ningún arte interpretativo puede abstenerse.