¿Predecir o no predecir? Esa es la cuestión

Minchiate Etruria
Artículo dedicado al analista junguiano de Quito, Pancho Prado Saona.

Muchas veces he tratado este debate en mis blogs, decantandome claramente por la predicción. En “La vía del tarot” Jodorowsky niega que el futuro pueda predecirse, argumentando que si sabe que algo ocurrirá, no lo permitirá, cambiando de esa manera el futuro predicho por las cartas. También, argumenta, que es peligroso predecir el futuro por aquello de la profecía autocumplida. Un cliente podría terminar sugestionándose con lo predicho por el lector de cartas, y terminar haciendo que ello pasara.

Con respecto al primer argumento, Jodorowsky asume que controla todas las variables de su vida, porque sólo así podría evitar que algo no ocurra. Desgraciadamente, la gente acude a los lectores del tarot para saber qué ocurrirá, debido a algo muy fácil de entender: la vida de las personas depende en buena parte de la suerte, que es la forma en que las variables que no controlamos se expresan para nosotros.

¿Me darán un aumento de sueldo? Claro, en parte dependerá de mi trayectoria en la empresa, pero también de los intereses de quienes serán responsables de otorgar el aumento, posiblemente tengan a algún familiar o amigo a quien deseen premiar con el aumento, antes que a mí.

La gente no consulta para preguntar qué hará, consulta para saber cómo se le presentará la suerte, encontrar al amor de tu vida depende en buena medida de la suerte. Que te ofrezcan un empleo, que llegue el comprador de algo que vendas, que un negocio prospere, depende en buena medida de la suerte.

Claro, es cierto que la suerte ayuda a quienes se ayudan a sí mismos, pero no basta, el espacio de nuestra vida controlado por la suerte es demasiado grande como para ignorarlo. Puedo hacer todo lo posible porque un negocio prospere, pero pueden darse fenómenos de coyuntura política que anulan mis esfuerzos, y no me llegarán clientes.

Pero es que uno de los argumentos preferidos para el cine, es el de una persona que por accidente hace algo que le tuerce la vida y que luego, todo lo que hace por enderezarla parece lograr lo opuesto.

Con respecto al peligro de la profecía autocumplida. Es cierto que el peligro existe, pero es mucho menor de lo que se cree, además, un buen lector de cartas sabe del peligro y dará sus interpretaciones de manera de minimizar el peligro.

Pero centrémonos en este punto: es un hecho ineludible que la suerte determina buena parte de la vida de las personas. Sabiendo esto, no podemos ignorarlo y no hacer nada para aprovechar la posibilidad de predecir cómo se nos presentará.

Siempre comparo a la cartomancia con la meteorología, mientras que ésta predice el clima, nosotros predecimos la buena (o mala) fortuna. Conocer el clima nos permite acomodar nuestra vida a éste, si sé que va a llover un fin de semana, evito planificar un picnic o salida al campo. Los agricultores necesitan conocer el clima para planificar sus siembras y cosechas.

Con la suerte ocurre lo mismo, sabiendo cómo se nos dará, podemos planificar qué hacer. Si me proponen un negocio y puedo saber antes si tendrá éxito o no, cómo no voy a aprovechar esta posibilidad. Conocer la suerte con anticipación permite tomar decisiones, particularmente en situaciones complejas donde ni siquiera conocemos las variables que intervienen.

Claro, la predicción del futuro es compleja y pocos adquieren la destreza para ello, siempre será más fácil dar consejos generales, donde si el cliente logra lo que se propone será gracias a nuestros consejos, y si no lo logra será culpa de no seguirlos al pie de la letra.

Jodorowsky dice: mejor que leer el futuro es decirle a alguien por qué no alcanza lo que busca. Suena lindo este argumento, especialmente para quienes tienen poca capacidad de pensamiento y no son capaces de entender el error: el error es que asume que una persona controla las variables que hacen que no pueda alcanzar lo que busca. Este terrible error le transmite a las personas la creencia de que pueden hacerse responsables por cosas de las que no lo son. Peor aún, un lector de cartas puede terminar empujando a alguien a hacer cosas que no están a su alcance, lo que tendrá dos consecuencias: la primera no alcanzar lo que se busca, la segunda provocar un desánimo en el cliente que le inhiba a volver a intentar algo para alcanzar lo que busca.

Hay cosas que no están a nuestro alcance y es mejor saberlo antes, y cosas que sí, por lo que también será mejor saberlo antes.

Hace muchos años, cuando me iniciaba en el mundo de la cartomancia llega una amiga y me cuenta que le ofrecieron un traslado y quería saber si aceptarlo o no. En el lugar de trabajo era mal considerada por su jefa debido a que tenía una orientación política distinta, la chica era sindicalista. La respuesta era clara, que aceptara el traslado, en cualquier lugar tendría más probabilidades de ascenso. Pero me pidió que tirara las cartas por las dudas, lo hice, y para mi sorpresa la persona que creíamos que estaba en su contra (la ingeniera jefa) iba a promoverla en poco tiempo. Los dos nos quedamos sorprendidos con la respuesta de las cartas. Decidió hacerle caso a las cartas y esperó, la jefa le ofreció participar de un proyecto nuevo, al poco tiempo llegó a ser jefa de unidad y luego gerente. Todo gracias a saber por anticipado lo que ocurriría.

La capacidad para leer la suerte es esencial, debido a que es determinante en nuestras vidas, no hacerlo sería equivalente a que las personas que dependen del clima para sus actividades, se negaran a conocer los pronósticos del tiempo por temor a que influenciaran en ellos de forma negativa.

Claro, leer el futuro demanda un aprendizaje importante, contar obviedades en forma de consejos, no. De aquí a que tantos se decanten por ofrecer un servicio terapéutico con el tarot antes que leer el futuro.

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