Tarot, Camino o Misión

Anoche conversando con un amigo me preguntó si alguna vez había pensado en construir algo como un camino a seguir con el tarot, ya que muchas personas andan por el mundo como perdidas necesitando uno.

La respuesta fue que siempre lo pienso, pero que no hay manera de crear un camino para todos, sí caminos, porque existen infinidad de ellos, y cada uno tiene sus seguidores. El camino del Bushido en las artes marciales; el camino de la psicoterapia para las almas caritativas o, que la necesitan, porque generalmente la motivación para seguir esta carrera es la de necesitarla; el camino de la religión; etc.

A lo mejor habría que hacer una distinción entre “misión de vida” y “camino”. Una misión de vida implica un compromiso para toda la vida con alguna causa, un camino es más flexible, porque a veces ni necesita de una meta completamente definida. Posiblemente en el concepto de “compromiso” se encuentre la verdadera distinción. Una misión de vida implica comprometerse en una causa enfocada en otros, un camino no necesariamente, puede implicar un recorrido propio.

El camino de las artes marciales es un camino para el desarrollo propio, una misión de vida implica promover el desarrollo de los demás. El arte es un camino, entregarse a un movimiento religioso como el católico representaría una misión de vida y asumir un compromiso. (Claro, tal vez la realidad no se parezca mucho a la ficción)

En una misión de vida no va incluido necesariamente el desarrollo personal, en un camino sí, porque es lo que implica.

Hoy abundan los caminos porque van en la dirección en la que marcha el mundo: la pérdida progresiva de la capacidad de compromiso. Ya nadie quiere comprometerse, no se tolera el estar atado a algo, lo vemos en las parejas, cada vez más exigentes sus miembros de libertad personal, pero claro, sin dejar de exigir compromiso a la otra parte. El compromiso hoy es para el Otro. Se pide compromiso sin estar con la disposición de asumirlo. Las personas se han ido infantilizando, pienso que por la crianza, ya que antiguamente se comenzaba a ser adulto a los 13 años, hoy esa edad se ha llevado hasta los 35 ó 40. Un niño no asume compromisos, porque ahí están sus padres para sacarlos de problemas y protegerlos de las consecuencias de sus actos. Porque al evitar comprometerse lo que se busca es evitar las consecuencias de los actos propios.

La gente se ha vuelto adicta a los celulares, las novedades, los estímulos continuos de las redes sociales, y su horizonte de pensamiento se extiende hasta 3 minutos en el futuro. Sí, la Humanidad se está volviendo completamente idiota. El Homo Sapiens está pasando a convertirse en un Homo Estúpido. La prueba la tenemos con Trump, el hombre más estúpido del mundo dirigiendo a la mayor potencia mundial. Y está en el poder porque fue votado, aunque haya recibido alguna ayuda rusa, la verdad es que sí tuvo los votos o casi la mitad de éstos.

En Japón tenemos a la generación que presenta el síndrome llamado Hikikomori, donde no quieren salir de su habitación, es más, creo que hay un porcentaje muy alto de japoneses vírgenes con 30 años pertenecientes a los Hikikomori. Es la falta de compromiso llevada al límite, porque un compromiso implica comprometerse con alguien, estos chicos no quieren asumir responsabilidades de ningún tipo, aunque ello conlleve quedarse aislados del mundo en sus habitaciones.

Me podrán echar en cara que si examinamos las redes sociales encontraremos una enorme cantidad de mensajes de personas preocupadas por lo que pasa en el mundo y por los demás. Sólo son mensajes para darse importancia, nada más. Pídanle a esas personas un dólar para alguna causa real y cerrarán sus cuentas.

Seamos realistas, digamos la verdad, las expresiones en los perfiles de Facebook tienen el único propósito de crear una imagen de sí, y en el 155 % de los casos son una mentira total. Segundo, la mayoría de las personas no quieren comprometerse con nada real.

En un mundo donde una importante mayoría vive en su mundo virtual sin querer comprometerse con nada, hablar de misiones de vida parece ilusorio. Y cuando en una consulta alguien me ha pedido que le diga cuál es su misión de vida, las cartas casi siempre me han mostrado aquello que despliegan en sus redes sociales, causas para darle un mejor color al autorretrato virtual.

Nos queda la idea de camino, pero la idea de camino no implica una meta a la cual llegar, es un espacio para recorrer. La verdad es que la filosofía del camino ha sido la que siempre me ha movilizado, porque las personas de este mundo me importan poco. A mi edad no necesito fingir preocupación por personas que no la merecen. Claro, me han dicho que con la lectura del tarot ayudo a las personas, por lo que tengo una vocación social. No. Una serie que seguí desde el primer episodio hasta el último ha sido la del Dr. House, posiblemente porque me sentía identificado con el personaje, no son las personas lo que me interesan, son los problemas a resolver. Me mantiene en el mundo de la cartomancia el placer de descubrir cosas en las lecturas y poder desarrollar una comprensión filosófica de la vida. Detesto la hipocresía, desgraciadamente es la energía que sostiene buena parte de las redes sociales. Porque una red social es un espacio para construir una imagen virtual.

Pero volvamos a la idea de construir un camino con el tarot. Muchos dicen seguir un enfoque evolutivo con el tarot, donde los triunfos representarían los peldaños evolutivos. Y para tratar este tema debo examinar el concepto de evolución, tan popular hoy, pero sin saber quienes lo defienden que es una idea-fuerza muy nueva en la historia del hombre. Porque nace aproximadamente por la época donde Darwin comenzó a publicar sus ideas sobre la evolución de las especies. Antiguamente la gente vivía en el aquí y ahora, en el presente, a nadie se le ocurría evolucionar de alguna manera. Si conquistar, conquistar territorios y espacios sí, tener más recursos sí. Pero hoy se ha instalado la idea de evolución consciente, idea que a veces considero peligrosa. Descarto la idea de convertirnos en seres de luz y todas esas elucubraciones del pensamiento mágico. El peligro pasa por el de la mejora de la especie a través de la manipulación genética. Porque una vez que podamos crear a una persona a la carta, ¿cómo la pedimos? ¿Con la musculatura de Arnold Schwarzenegger y la inteligencia de Albert Einstein? Pero si podemos mejorarnos, porque no pedir más, que sea superfuerte, superinteligente, indestructible, etc. La sola idea representa la destrucción de la Humanidad. Porque todos nosotros estamos tan lejos de ello, que seremos una molestia para los nuevos superhombres.

Volviendo al tarot, los triunfos no representan un camino evolutivo, como no lo representa el zodíaco, un Leo de hace mil años es igual a un Leo de hoy. Los triunfos son etapas de la vida por la que transitamos, etapas que ni siquiera recorremos en ese orden. Los pips de la baraja de póker muestran 10 etapas en cada palo, y no nos quedamos en cada etapa por siempre, retrocedemos, avanzamos, volvemos a retroceder. Lo que sí podemos constatar es una profundización en cada una, porque cada vez que retornamos a una etapa contamos con la experiencia de otras y con la experiencia que hayamos obtenido cuando estuvimos antes en la misma.

El tarot no ofrece un camino, ofrece conocimiento acerca de cada una de las etapas por las que transitamos, y la experiencia que tengamos de nosotros mismos en cada etapa o de otros, permitirá abordarlas mejor. Es lo que ofrece la astrología, cuando alguien está pasando por una configuración planetaria desfavorable, podemos apelar al conocimiento de otros en otros tiempos en situaciones similares. Cuando alguien pase por la situación del Colgado, que no es muy bonita de transitar, podemos ayudar con el conocimiento que tengamos de nosotros mismos en esa etapa, y de la experiencia de otros que transitaron por la misma energía.

Los triunfos no ofrecen un camino evolutivo, representan energías arquetípicas que siempre se expresan de manera análoga, lo que nos permite enfrentarlas al presentarse, con la experiencia que hayamos obtenido de las mismas. Lo mismo podemos decir de las cartas de una baraja de póker o de cualquier oráculo. Nuestro aporte consiste en transferir experiencias pasadas con una energía particular a la situación actual. También adelantarnos a éstas para tomar previsiones.

Con respecto a la misión de vida, los triunfos cuando se emplea el mazo completo, sí permiten hacernos una idea de las grandes fuerzas arquetípicas en juego y encontrar la posible misión de vida de una persona. Porque como decía Víctor Frankl, el sentido de la vida no puede crearse, debe descubrirse. Me acuerdo ahora de lo que hacen, creo que en el Tibet, para encontrar la vocación de un niño. A los pocos meses se colocan frente a él objetos que representarían distintas profesiones, el chico espontáneamente se dirigirá a algunos de estos objetos, y según los que elija se tendrá una idea de cuál será la orientación vocacional futura del niño.

Un camino no necesita ser descubierto, porque todos nos encontramos en alguno. La vida nos va llevando, pero no siempre hacia donde queremos ir, pero al menos podemos leer en las cosas que nos ocurren hacia dónde nos está llevando y por qué, comprender ese por qué nos permitirá reencauzarnos. Porque muchos problemas que se nos repiten una y otra vez, no representan un karma o lo que tenemos destinado, sino el Universo advirtiendonos que estamos equivocados en algo, cuando lo entendemos esos problemas dejan de presentársenos.

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