Construimos narrativas en función de las narrativas que ya poseemos

Evidentemente podemos encontrarnos con unos lectores de cartas que leen mejor que otros. Se piensa que esta diferencia en la construcción de narrativas se debe sólo a la capacidad de comprensión de los lenguajes simbólicos, pero no, también se debe al conocimiento que tengan sobre el área de lectura. Por ejemplo, tenemos dos lectores con igual capacidad lectora en términos generales, pero uno es médico y el otro no, el médico podrá leer mucho mejor que el que no lo es, sobre temas de salud y realizar diagnósticos médicos más precisos y fundamentados. Sabemos que la astrología resulta muy útil para el diagnóstico médico, pero esta utilidad se amplificará en manos de un astrólogo que además de astrólogo sea médico.

El dominio que se tenga de un lenguaje simbólico resulta poco útil en áreas de la vida donde el lector no tenga un conocimiento profundo sobre las mismas, porque este saber será el que le permitirá construir narrativas análogas con conocimiento de causa. Como sabemos, los oráculos responden a las preguntas que le formulemos a partir de analogías, pero para entender una analogía, debemos conocer el “objeto” sobre el que éstas se construyen. ¿Cómo entender una analogía sobre la salud de una persona si no tenemos idea de cómo está formado un organismo humano? ¿Cómo entender una analogía sobre las relaciones humanas, si no tenemos un conocimiento profundo sobre éstas?

Un lenguaje simbólico representa simbólicamente un área de la realidad, si no poseemos un conocimiento mínimo de esa realidad, no seremos capaces de comprender la analogía.

Podemos formar a las personas en los distintos lenguajes simbólicos, pero su aplicación para la lectura oracular dependerá siempre del conocimiento que previamente posean sobre el área de lectura. Y este conocimiento de base determinará la calidad y precisión de las mismas. Un psicólogo podrá comprender mejor las analogías correspondientes a las relaciones humanas que quienes no tengan formación en psicología, de la misma manera que un médico podrá comprender mejor las analogías médicas a la hora de llevar a cabo un diagnóstico médico.

Cuando formamos a las personas en los lenguajes simbólicos, no podemos incluir en esta formación, saberes especializados de la realidad humana, no podemos educar en psicología, sociología, medicina, economía, ciencias políticas, marketing, gestión de empresas, filosofías orientales, etc. Esto conducirá a sesgos individualistas en las lecturas, porque cada lector las llevará a cabo a partir de lo que sepa o crea saber acerca de la realidad humana. Y este sesgo puede resultar peligroso, un vegano puede recomendar a alguien que está pasando por problemas de salud, la dieta que cree que es la correcta para solucionar todos los problemas de salud, y esta recomendación empeorar la condición médica del consultante. Alguien muy religioso puede recomendar orar para solucionar problemas que demandan conocimientos más especializados y terrenales del problema por el que se consulta.

Supongo que la única solución posible para este malicioso sesgo, pasaría por la creación de una Universidad del Tarot, que brinde formación en todas las áreas para las que se desee aplicar este lenguaje simbólico, cosa de poder construir narrativas más ajustadas a la realidad. Claramente esto no se hará, quienes dan clases de tarot, son en su mayoría autodidactas que acarrean sesgos de distintos tipos a la hora de leer las cartas. Personas entusiasmadas con la psicología junguiana construirán narrativas en torno a la sombra y los arquetipos junguianos, aunque no sean psicólogos y sólo hayan leído un librito sobre Jung. Los que hayan leído algo sobre filosofías orientales hablarán sobre los chakras y su alineación. Los que hayan leído algo sobre psicoanálisis, construirán narrativas donde relacionarán los problemas actuales con posibles traumas infantiles, etc.

Cada maestro del tarot teñirá sus enseñanzas con el conjunto de conocimientos que haya ido adquiriendo a lo largo del tiempo. No hay forma de evitarlo, lo que conduce a que muchas narrativas durante la lectura de cartas se construyan a partir de creencias de distinto tipo.

La experiencia con el paso del tiempo, debería ir puliendo estas lecturas. También es cierto que las mismas consultas conducirán a los lectores a profundizar en el conocimiento de las áreas de la vida sobre las que habitualmente se consulta, eliminando poco a poco el contenido narrativo excesivamente fantasioso.

De cualquier manera, la formación que tenga un lector, además del conocimiento de los lenguajes simbólicos que emplee, será la que le permitirá construir las mejores narrativas. Si predomina un conocimiento científico de la realidad, las lecturas serán más realistas, si predomina el pensamiento mágico, las narrativas correrán por temas de brujerías, trabajos maléficos, mal de ojo, karmas, etc.

En fin, el dominio de un lenguaje simbólico por sí sólo, no garantizará buenas lecturas, si no se posee además, un conocimiento profundo de la realidad y de los problemas humanos sobre los que se llevan a cabo las lecturas. Claro, en este punto es dónde alguien puede caer en la creencia de que la “intuición” salvará esta carencia, que desde la nada vendrá un saber sobre la condición humana para salvar al cartomántico, pero no es así, no hay intuición que ayude en áreas de la vida donde la experiencia y el conocimiento no se encuentren. La intuición, como he dicho muchas veces, se alimenta de la experiencia y del conocimiento verdadero de la realidad.

En síntesis: en cada lectura se expresa la vida y elaboración de la experiencia del lector, y la densidad existencial de la lectura constituirá una medida de la comprensión que el lector tenga de sí mismo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La pirámide invertida

Miren qué fácil se leen los pips

Los Enamorados representan a los enamorados y no a la Elección

El miedo al movimiento

Cómo incluir a todas esas personas importantes de tu vida en un Gran Tablero

Futuro de Donald Trump

Entre el símbolo y la forma

¿Cuál es mi vocación?

¿Meta me expía?

¿Algún día la IA cobrará conciencia?