¿Sobre qué nos hablan las cartas?

Minchiate Etruria
Sobre la SUERTE que tendremos. No nos cuentan qué va a pasar, nos cuentan como se encontrará la suerte en torno a un asunto que pueda interesarnos, y de ahí deducimos qué ocurrirá. Por eso a veces una lectura no se cumple, porque a pesar de que la suerte juega en contra de algo, el protagonista de la situación logra imponerse.

No me canso de decir que somos los meteorólogos de la suerte, de ahí a que los antiguos echadores de cartas fueran llamados lectores de la fortuna (Fortune Telling Cards). Un ejemplo ayudará a entender lo que digo: Quiero saber si mañana una amiga me alcanzará a mi departamento un libro que necesito. El pronóstico del tiempo dice que lloverá, que se darán vientos huracanados de 80 Km/H, que la temperatura descenderá mucho, y que no habrá servicios de bus por un paro del transporte. En estas condiciones pensaré que no me lo alcanzará, porque le costaría mucho hacerlo. Pero resulta que sí lo hace, le pidió a un amigo que la alcanzará hasta mi departamento.

Este es el secreto de la cartomancia y el motivo por el que a veces una lectura falla, porque a pesar de que todo esté a favor o en contra de algo que esperamos, la voluntad nos lleva a oponernos a la suerte y alcanzar aquello que buscamos. Esto no necesariamente es bueno, porque actuar en contra de la suerte a veces nos trae consecuencias a largo plazo, en cambio, sincronizarnos con la suerte y emplear sus vientos a nuestro favor (como se recomienda en el taoísmo) puede resultar a la larga más beneficioso. Claro, podemos luchar contra una suerte adversa, pero hasta cierto punto. Volviendo al ejemplo del clima, si se siembra una semilla en una estación y con un clima inadecuado, no germinará. Salvo, que artificialmente creemos las condiciones, por ejemplo, con un invernadero.

Este es el motivo por el que los cartománticos no se hacen ricos prediciendo los resultados deportivos, porque los resultados no siempre acompañan a la suerte de los competidores. En un partido de fútbol un equipo puede tener terrible mala suerte, pero a fuerza de voluntad lograr imponerse.

Sabiendo esto, podemos entender el error de los lectores de cartas que se niegan a leer el futuro creyendo que así pueden crear la famosa profecía autocumplida. No, si explican claramente qué es lo que las cartas anuncian. Todos hacemos planes a partir de los anuncios de meteorología. Gracias a estos planificamos actividades en función del clima que vendrá, y no nos encontraremos con sorpresas. Si va a llover, salgo con paraguas y me salvo de la mojadura. Lo mismo hacemos en una lectura de cartas, le decimos al consultante cómo se dará la suerte en torno a lo que pregunta, y el consultante planificará y actuará en función de ésta. Podrá elegir los mejores momentos para cada actividad. Si la suerte no acompaña, puede retraerse y esperar a que ésta cambie. Si está a su favor, puede lanzarse tranquilo a la aventura.

Esto también explica el motivo por el cual cuando queremos controlar mucho a las cartas éstas se vuelven menos precisas. Tomemos un mazo de póker con cuatro palos y preguntemos cómo le irá a una persona durante un cierto mes, para ese mes aparecen cartas de tréboles y picas, pero no de diamantes ni de corazones. Sabemos, entonces que las energías predominantes serán esas dos: picas y tréboles. Pero el consultante desea saber cómo le irá en el tema del amor y del dinero, e insiste que le leamos sobre estos dos temas. Las cartas no pueden no responder, así que algo nos dirán, sin embargo, como son áreas cuyas energías que no se encuentran activas, las respuestas serán menos precisas. Claro, las tiradas pueden mostrarnos cartas de picas y tréboles, lo que nos permitirá decir que en esas áreas nada pasará, o lo que pase no estará acompañado por la suerte. Pero puede ocurrir que las cartas nos induzcan a error. Y como la respuesta no es clara o satisfactoria, puede surgir la tentación de repetir la pregunta, y mientras más se repite la pregunta más fallan las cartas, o terminan diciéndonos lo que queremos oír.

Cuidado con creer que digo que no se deben realizar preguntas acotadas, no, no es eso, pero cuando una respuesta parece no tener sentido, no hay que buscar aclaración, porque la falta de sentido se debe a que preguntamos sobre un área de nuestra vida sobre la que no ocurrirá nada porque no está energizada.

Supongan este caso, una persona quiere vender su coche y lanzo una tirada preguntando si en este año lo venderá y las cartas me dicen que no. Pero el vendedor está desesperado, y cada vez que algún interesado aparece me pide una tirada para saber si ese posible comprador comprará el coche. Muchas de las tiradas dirán que no, pero algunas pueden generar dudas, porque aparecen cartas de dinero y contrato. Sin embargo, la venta no se lleva a cabo. ¿Qué pasó? Pasaron dos cosas, la primera que se preguntaba en torno a un área donde la suerte no acompañaba la venta, segundo, la repetición de tiradas. Tanto preguntar llevó a que las cartas dijeran lo que el consultante quería oír.

Este proceso es el que lleva a muchos cartománticos a plantearse dudas acerca de la cartomancia, porque no saben qué ocurre, pues a veces las respuestas de las cartas son increíblemente precisas sin dejar dudas acerca de que están respondiendo, pero otras parece como que no tuviera sentido lo que muestran. Cuando ocurre esto, de que la respuesta parece no tener sentido, es porque no lo tiene, y no debe volver a preguntarse sobre este tema, por lo menos durante un cierto tiempo.

Si ustedes preguntan lo mismo todos los días, las cartas terminan diciendo cualquier cosa. Si tienen algo a la venta y durante 30 días preguntan si en ese día lo venderán, de las 30 consultas 10 ó 15 dirán que sí, pero no lo venderán. Y como resultado de estos fallos perderán la confianza en la cartomancia y las cartas dejarán de responderles.

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