El fin de la infancia

Este escrito nace de algunas de mis conocidas preocupaciones filosóficas. Una de ellas pasa por la naturaleza del hombre y su eterna lucha entre el bien y el mal. Si el hombre sigue por el camino que ha seguido hasta ahora, nos espera una extinción inminente.

El gran problema a resolver y al que he dedicado tantos años de mi vida podría describirse en estas interrogantes: ¿por qué el mal y no el bien? ¿por qué la gente cede a la tentación? Lo que conduce a lo que algún filósofo llamó “la sociedad de la desconfianza”.

¿Conocen el famoso dilema del prisionero? Creo que era algo así: detienen a dos amigos que nada tienen que ver con un delito, los separan y a cada uno les ofrecen un trato. Si no confiesan serán ambos condenados a un cierto número de años de prisión, pero al primero que confiese le darán sólo la mitad de la pena, mientras que al otro la condena entera. Ambos podrían declararse inocentes e ir a juicio y tal vez no ser condenados, pero si lo fueran deberían cumplir la condena completa, y como no confían en el otro,  ambos terminan aceptando la responsabilidad del delito porque saben que si no lo hacen primero, su amigo ante el mismo temor a que el otro confiese y termine yendo preso por un delito que no cometió, será quien reciba la condena reducida.

Las personas ceden a la tentación, porque desconfían de los demás y tratarán de sacar ventaja antes que otros se adelanten. La desconfianza ha resultado una ventaja adaptativa para sobrevivir, pero ahora se ha convertido en la posible causa de extinción de la especie.

Pero veamos qué me ha llevado a este cuestionamiento en este preciso momento. Uno de los motivos lo es el artículo anterior, donde la desconfianza se materializa en la combinación Papa + Diablo. Un 2 de oros representando un vínculo en tensión y a punto de romperse por la desconfianza. El segundo motivo, una serie que estoy viendo que se llama “El fin de la infancia” basada en una novela de Arthur C. Clarke, donde unos supuestos alienígenas llegan a la Tierra con la pretensión de salvar a la Humanidad de ella misma, curando enfermedades, parando las guerras, haciendo que sólo haya paz y armonía. Todo a la fuerza, claro, porque no le dan la opción a la Humanidad de decidir por ella misma. Llama la atención que el representante de los Amos (así se llaman los jefes que mandaron a este representante a la Tierra) no se muestre físicamente, porque hacerlo podría generar desconfianza y temor, esperando que primero se den cuenta de que verdaderamente actúan de buena fe. Sin embargo, luego de 20 años cuando creen que la Humanidad ya se encuentra preparada para verlos cómo son realmente, resulta que tiene la apariencia del Diablo. Evidentemente el Diablo es el representante directo de la “tentación”. El Diablo empujó a Eva a ofrecerle a Adán la famosa manzana. Pero el Papa representaría lo opuesto: representaría la preocupación por el bien común. El contrato máximo es el del matrimonio, y éste se encuentra bajo el patrocinio del Papa, la institucionalidad se encuentra también representada por esta carta. Así que la lucha entre el bien y el mal podría representarse por el enfrentamiento del Papa con el Diablo. Así que para entender qué hay entre uno y otro, decidí lanzar 5 cartas.

Marseille Sophistique
No por nada hay dos acólitos en la carta del Papa, porque es una carta que media en los vínculos, es la que asegura la buena voluntad entre las personas. Observen cómo el 1+2 se encuentra representado en cuatro cartas. Hasta en La Estrella podemos ver que el personaje desnudo vierte dos jarras de agua. Pero preguntémonos ¿por qué las personas se unen? Se unen para colaborar y llegar más lejos juntos. Las cuatro primeras cartas hablarían de un compromiso que se sostiene por la energía de la Estrella como estado al que dirigirse, junto a la del Papa como principio generador. La del Papa representando el pasado, la tradición, la fe, la garantía institucional, la Estrella representando el futuro hacia dónde dirigirse. Juntos, la pareja monta en el Carro guiados por la Estrella conformando el compromiso representado en el 2 de oros. Algunos toman al 2 de copas como carta de matrimonio, pero la salud de una relación se encuentra representada fundamentalmente en el 2 de oros, porque de amor solamente no se vive, hay que llevar alimento a los estómagos y nada debilita tanto al amor como las penurias económicas. Pero en la Mansión de Dios se rompe todo y llega la primera carta que contiene a un personaje individual. Ese Caballero de bastos quiere liberarse de la soga que tiene al cuello en la carta del Diablo. En algún momento los vínculos dejan de ser útiles para avanzar juntos y se convierten en una soga al cuello que ata al otro, y del que se desea la libertad.

En la esencia misma de cada vínculo o compromiso, se encuentra la semilla de su destrucción, porque puede permitir llegar más lejos, pero también encadena. Dos socios pueden llevar un negocio con éxito para ambos durante años, pero en algún momento uno de ellos o ambos comienzan a desear la independencia. Ocurren con los países que nacieron como colonias, en algún momento desean independizarse.

¿Qué convierte un vínculo beneficioso en un vínculo que aprisiona? Tal vez el temor de que el otro sea quien se independice primero, que deje de necesitarte, y el temor al abandono se convierta en una sensación tan displacentera, que se prefiera la independencia. Es el pasaje del Papa al Diablo. Por esto, dos socios mantuvieron su vínculo mientras fue necesario hasta que cada uno alcanzara la capacidad económica para independizarse y dejar de depender del otro, en ese punto hizo su aparición la energía de la Torre. Volviendo a la serie “El fin de la infancia”, la infancia de la Humanidad habría finalizado para los cristianos con la expulsión de Adán y Eva del Paraíso a causa de la intervención del Diablo seduciendo a Eva para que convenza a Adán de comer de la fruta prohibida. Y, curiosamente, el supuesto salvador de la Humanidad en esta serie tiene la apariencia del Diablo.

(Finalizada la serie resultó que el Diablo sólo era un emisario de Dios. Lo que me lleva a pensar en el mito bíblico, porque si te pones a pensar, siendo Dios omnipotente y creador de todo, también lo fue del Diablo y Dios mismo debió ser quien lo mandó a tentar a Eva bajo la forma de la serpiente para tener motivo para castigar a Adán y Eva con la expulsión del Paraíso. El Diablo sólo puede ser un emisario de Dios.)

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