Intuición vs Experiencia

El mundo de la cartomancia está conformado por gente que busca lo mágico, lo fácil. Esto implica, muchas veces, que la gente dotada de un pensamiento crítico, no entre; y lo peor, que la gente con poca capacidad para pensar, sea la que se siente atraída por estas cosas.

Hace poco, en un grupo inicié un debate en torno a un tema cartomántico, lo primero fue el rechazo (puedo adelantar que fui expulsado de ese grupo), porque los participantes se sintieron extrañados que algo relacionado con la lectura de cartas pudiera conducir a un debate. Puedo generalizar la hipótesis de que la gente que entra al mundo de la cartomancia supone que la lectura de cartas es cosa de sentir, de intuir, no de pensar, al punto que sospechan que el pensar puede destruir la capacidad para sentir. Lo vemos en los grupos que si alguien pretende hallar la verdad en torno a un tema saltan en manada con el lugar común que dice “cada uno tiene su verdad”. Claro, caen en lugares comunes quienes no saben de lo que hablan. En el hilo donde inicié el debate alguien se presentó con títulos de informático y contaba que le encantaba el mundo de la cartomancia porque en éste podía renunciar al pensamiento crítico. Voy más lejos, al pensar. Pero nadie puede renunciar a la capacidad de pensar cuando se la tiene desarrollada. Este tipo recibió un montón de likes, lo que confirma que quienes entran en este ámbito, no renuncian al pensamiento crítico o racionalidad, simplemente carecen de estas facultades.

Y quienes venden esoterismo, son muy conscientes de este hecho, por lo que lo explotaran al máximo. Así es como podemos ver cursos cuyo eslogan es: “desarrolle su intuición, aprenda a leer las cartas con un método intuitivo”.

Basta ese eslogan para asegurar la venta del curso, de seguro que se llenará de gente buscando el camino fácil, el mágico, como si lo hubiera. Claro, si se le pregunta a estos maestros de lo oculto en qué consiste la intuición, darán una definición de diccionario del tipo: poder conocer algo que desconocemos a través de medios desconocidos. Simplemente darnos cuenta de algo como por arte de magia. Entonces, si esa posibilidad existe, siempre habrá alguien que venda un camino para desarrollar esa capacidad.

Lo que estos magos del engaño no saben es, en qué consiste la intuición. O cuando se da. No hay intuición sin experiencia, la intuición es un subproducto de la experiencia, es el destilado de la experiencia. Nadie puede tener intuiciones en áreas donde no posea una gran experiencia.

Analicemos qué ocurre con los programas de ajedrez. Los primeros programas operaban con lo que se llamaba “fuerza bruta”, esto quiere decir que exploran todas las posibilidades. Por ejemplo, al comienzo del juego existen 18 movimientos posibles, para cada uno de estos movimientos existe un abanico de respuestas posibles por parte del otro jugador, el programa toma en cuenta cada una y calcula el abanico de respuestas posibles para él, y luego las respuestas del oponente, etc. Se construye así un árbol de decisiones. Pero este árbol crece exponencialmente con cada nivel, en el tercero o cuarto nivel de profundidad las opciones son tantas que terminan por enlentecer al programa. Un humano no explora todas las opciones, la experiencia le indica qué jugada puede tener éxito y explora una o dos de ellas, llegando a profundidades mayores, tal vez 8 ó 9, algunos más. Como el humano podía podar el árbol de decisiones a partir de su experiencia, superaba a las máquinas. Hasta que aparecieron los programas modernos donde ya no operan a través de la fuerza bruta, y en cada movida descartan de analizar las que no poseen chances de éxito. Los mejores programas eran los que poseían criterios de poda o descarte más eficientes.

Esto es lo que nos da la experiencia en cualquier área de la vida, criterios de descarte en los árboles de decisiones. Un médico con mucha experiencia puede captar lo que le ocurre a un enfermo a partir de unos pocos signos, pues tiene experiencia con estos casos. Ahí es cuando aparece la intuición, que no es una facultad para conocer lo desconocido, sino una destilación de la experiencia que acelera el pensamiento. Nuestro inconsciente de alguna manera procesa todas las situaciones similares por las que ha pasado y adelanta una síntesis posible. Pero puede equivocarse. Esto es algo que se desconoce de la intuición, porque un médico a pesar de su experiencia puede equivocarse, y un ajedrecista también.

Como el ajedrez se conoce como el juego ciencia, el juego del pensamiento estratégico, nadie vendería un curso con el eslogan de “aprenda a jugar al ajedrez intuitivamente”. Ahí hay que trabajar y trabajar hasta que en algún momento, unos pocos que logran despegar en el juego, podrán decir que a veces una intuición los ha salvado, pero cuando una idea les llega, deberán explorarla antes en su mente, porque saben que pueden equivocarse. Es más, claramente sabemos que muchas personas poseen un sesgo particular que les lleva a cometer los mismos errores una y otra vez, lo que conduce a desconfiar de las intuiciones.

Con la lectura de cartas ocurre lo mismo, primero hay que desarrollar el pensamiento crítico y aprender a leer las cartas. Con el paso de los años y mucha experiencia, comienzan a darse flashes donde nos damos cuenta de cosas a golpe de ojo, pero igual deberemos verificar que esas ideas están respaldadas por las cartas, porque podemos equivocarnos.

Jamás, digo bien, JAMÁS hay que alentar a un estudiante a confiar en su intuición, porque lo toman como un permiso para decir cualquier tontera que les pase por la cabeza, además, lo que hay que hacer es desalentarlos a confiar en su intuición, porque de seguro que estará equivocada, porque sin experiencia no hay intuición. La intuición es el destilado de la experiencia y no una facultad mágica.

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo. Yo desconfío cuando se insta a la persona a no pensar, o a no leer (porque también hay quienes aconsejan desechar los libros para seguir su propia "intuición"). Eso de "no pensar" está bien para los practicantes de zen, pero nada más. En general pienso que frente al consejo de "no pensar" la frase oculta es "así te puedo manipular". Buen artículo. Gracias.

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