Leemos a partir del comportamiento de las cartas

Una flauta es un instrumento para generar sonidos que pueden vehiculizar un mensaje, una melodía o, si se define alguna clave como la morse un verdadero mensaje codificado. Distintos instrumentos producen sonidos diferentes, pero una misma melodía o mensaje puede ser perfectamente reconocido. Como ustedes imaginaran, esos contenidos no se encuentran en el instrumento, ya que éste sólo constituye un medio para expresarlos. Podemos examinar el instrumento para determinar qué tipo de sonido puede producir, una flauta opera de forma muy distinta a como lo hace un arpa. Podemos preferir el sonido de la flauta a la del arpa o el sonido del arpa al de la flauta. Sí podemos determinar que algunos instrumentos musicales son más complejos que otros, pudiendo emitir una gama de sonidos más complejas.

Llevada esta analogía al terreno de los oráculos, un oráculo o un tarot (que para mí es un oráculo) constituyen herramientas a través de las cuales se expresa un mensaje sirviéndose de la analogía como medio para generar patrones visuales y simbólicos que pueden ser decodificados en una historia.

A nadie se le ocurriría buscar este saber en la estructura simbólica del oráculo, el oráculo sólo es un instrumento capaz de expresar mejor o peor ciertos contenidos análogos al de una situación por la que se consulta.

Así como disponemos de instrumentos musicales con capacidades distintas, lo que nos permite elegirlos en función de los sonidos que deseemos generar, existen oráculos más o menos complejos o que pueden expresar mejor o peor ciertos contenidos. Un tarot posee una complejidad mayor que un oráculo como el Lenormand, lo que le permite vehiculizar contenidos más complejos.

Podemos crear un instrumento musical en función del espectro de sonidos que deseemos generar, así como podemos crear un oráculo en función de las situaciones sobre las que queramos indagar.

Enfocándonos en los oráculos, herramientas diseñadas para conocer lo desconocido a través de lo conocido por analogía, debemos tener muy claro que el oráculo es como una caja de resonancia que vehiculiza un saber que no contiene en sí mismo. Un lápiz no contiene la escritura que puedo realizar con él, por más que se indague en su constitución jamás podremos descubrir qué cosas se han escrito o se escribirán con él. Yo soy la fuente de la escritura, no el lápiz. Con los oráculos ocurre lo mismo, la fuente creadora de los mensajes se encuentra fuera de los mismos, éstos sólo operan como medios para expresarlos.

Sin embargo, muchos creen que el saber se encuentra incrustado en el oráculo, y pierden años de sus vidas buscando los códigos secretos de los mismos. No hay códigos secretos, cualquier conjunto de imágenes servirá como oráculo para vehiculizar mensajes, sólo hay que tener la precaución de que sean lo bastante variadas para expresar el rango de situaciones que nos interesen.

Nuestros instrumentos musicales actuales son el resultado de miles de años de experiencia, cada nuevo instrumento se crea con una idea más precisa de lo que se desea obtener en materia de sonidos. Con los oráculos ocurre lo mismo, sin embargo, muchos tarotistas siguen creyendo que el saber se encuentra en las cartas y tratan de descubrir los códigos secretos incrustados en éstas. Algunos mal intencionados para poder vender supuestamente un tarot más verdadero restaurado por ellos, pero otros bien intencionados, sólo que equivocados. De poco sirve preguntarse por qué en un tarot antiguo aparece una rayita que no aparece en otro, no podemos saber la intención de los ilustradores, además, muchas de las diferencias no han sido intencionales sino que fueron fruto del error al ilustrar una carta. Pero da lo mismo, un instrumento musical se valora por los sonidos que puede generar, no por su historia. Un tarot vale por los mensajes que pueda vehiculizar por analogía, no por su historia. El mejor tarot es el que reúne dos características: el rango de situaciones que puede representar por analogía y la menor dispersión en la lectura hecha por distintos lectores. El segundo requisito es válido cuando el lector no ha codificado su mazo, porque si lo ha hecho su mazo responderá a partir de la codificación del cartomántico y no tanto de su contenido simbólico. 10 lectores de póker leerán cosas distintas en sus cartas si emplean codificaciones distintas, pero 10 lectores Rider no se apartaran tanto porque las imágenes de las cartas acotaran el rango de significados posibles. Hace poco en un video vi a un lector del Marsella asociar la copa superior del 10 de copas con la torre Eiffel. Evidentemente un estilo de lectura tan imaginativo debilitará la posibilidad de que varios lectores coincidan en una lectura de la misma tirada. Hay que cuidarse del estilo de convertir las cartas del tarot en un equivalente a los test proyectivos, porque en éstos se proyecta, y lo que debemos evitar al leer las cartas es que proyectemos en lugar de leerlas.

Al leer las cartas debemos generar las condiciones que nos protejan del delirio y la proyección de contenidos. Por este motivo desconfío de la intuición que no es verificada en las mismas cartas, porque tiende a equivocarse. La única forma de protegernos de esa tendencia al equívoco es manteniéndonos fieles a lo que nos muestran las cartas y no alejarnos demasiado de ellas. Una cosa es la analogía otra el delirio. Lo que nos protege es la experiencia, que no es otra cosa que la observación del comportamiento de las cartas a lo largo del tiempo. Este comportamiento es el que nos acota el rango de significados posibles.

El lector del video mencionado anteriormente emplea dos muletillas para defender su método de lectura: mirar las cartas y, que una carta que no representa nada en concreto como ocurriría con un mazo abstracto, puede representarlo todo. Evidentemente, una carta que puede representar cualquier cosa de poco nos servirá, ya que la cartomancia consiste en conocer lo desconocido a través de lo conocido. Si lo que creemos conocer puede representar cualquier cosa, difícilmente podremos leer las cartas. Por este motivo la vieja cartomancia cargaba a los mazos abstractos con significados para poder leerlas. Esto no quiere decir que los mazos abstractos no se puedan valer por sí mismos a través de las ilustraciones que poseen, pero antes de leerlos deberemos determinar con qué criterio los leeremos.

Si tuviera que apuntar al error en este método de lectura señalaría que se encuentra en el enfoque ahistórico de lectura. Cada tirada sería única y habría que leer las cartas sin memoria a partir de lo que ahora pudiera sugerirnos. Infinidad de veces habremos escuchado a algún lector decir que generalmente aparece representado por un rey o reina de la corte, que cierta carta aparece en determinadas situaciones, etc. Esta aparición de las cartas atadas a ciertos temas es lo que nos permite leerlas y hacer predicciones. Sin este conocimiento estaríamos adivinando, no leyendo.

¿Qué representa un 2 de oros? Dispongo de dos fuentes para saberlo, la imagen y el comportamiento de la carta a lo largo del tiempo que irá aproximándose cada vez más a la imagen. Pero estos dos ámbitos me protegen del delirio y de proyectar contenidos que no coincidan con ellos. Cuando el 2 de oros aparece en una lectura sé de qué puede estar hablándome, las cartas cercanas acotaran su sentido.

Veamos un ejemplo, una chica quiere saber si está embarazada. Evidentemente lo mejor que puede hacer es ir a la farmacia y comprar un test de embarazo, pero como ejercicio para conocer el comportamiento de las cartas resulta interesante. Lanzamos unas pocas cartas y vemos si aparecen cartas de embarazo. ¿Cómo las reconocemos? A través de la experiencia, sin ésta estaríamos adivinando en lugar de leer. Sabemos que con un embarazo generalmente aparecen ciertas cartas. Así ocurre con la mayoría de los temas de consulta. Un método que consista en olvidar el comportamiento de las cartas en situaciones pasadas análogas, nunca será certero.

Es cierto que hay maestros que aconsejan evitar caminar con zapatos gastados, especialmente de otros, pero que venden cursos para enseñar a caminar con sus propios zapatos gastados.

Toda lectura de cartas consistirá en leer sobre una situación desconocida a partir de patrones que hemos reconocido de situaciones análogas en el pasado. Sin este conocimiento no podríamos tener seguridad en nuestras lecturas.

Debo agregar que desconfío de todos los que quieran vender cursos de cartomancia a partir de códigos secretos por ellos descubiertos, su perfil psiquiátrico se acerca al del Bateleur. Es que en este momento histórico de la cartomancia, que aparezca un iluminado presentándose con un sistema propio, genera desconfianza. Como ya no se la cree nadie lo de los mazos restaurados, ahora pasaría por combinar cosas conocidas pero de formas novedosas, como el empleo de tableros con mazos históricos, etc. No queda espacio para los descubrimientos, los tableros los leemos muchos, lo hacemos con mazos históricos y actuales, los sistemas de cálculo de tiempos con el tarot ya se conocen, la mayoría no funcionan, pero a veces nos dan alguna alegría, etc.

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