Trabajando los sueños

Marsella ISIS
Nuestra relación con los sueños es profunda y primaria. Todos los pueblos primitivos le han dedicado mucha atención buscando entender qué les pasaba, qué pasaría en el futuro (en caso de sueños premonitorios), y guía espiritual para saber cómo resolver sus problemas. A medida que las civilizaciones avanzan tecnológicamente, los sueños pasan a segundo plano o desaparecen completamente del foco de atención, siendo considerados como restos diurnos de una actividad cerebral en reorganización. Sabemos que nuestras estresantes sociedades generan muchos problemas de salud, uno de ellos es el insomnio. Las personas estresadas no pueden dormir bien, pero por sobre todo han dejado de soñar, salvo algunas pesadillas de vez en cuando. Una sociedad muy desarrollada tecnológicamente es una sociedad solar, así es como podemos entender que desprecien a los sueños que pertenecen a un estado lunar de la vida. Lo que no se encuentra bajo la luz de la conciencia se desprecia como inferior o completamente inservible.

Hace poco leí una noticia que impactaba a los científicos, descubrieron que organismos sin cerebro dormían. Las medusas no poseen cerebro, condición que se consideraba necesaria para el dormir, sin embargo, las encontraron durmiendo. Mientras más joven es un organismo más tiempo pasa durmiendo, al envejecer se vuelve más difícil el conciliar el sueño, pero además, parece que se necesita dormir menos.

¿Qué es el sueño? ¿Qué función cumple? Los psicólogos, psiquiatras, neurólogos, han dedicado décadas de estudio para tratar de responder a estas preguntas, sin embargo, la explicación médica no me interesa. Preocuparse por la función biológica de los sueños es como hacerlo por el material con el que se hacen las cartas para la adivinación. Da lo mismo que sean de plástico, cartón, o metal, mientras permitan barajarlas de alguna manera.

Creo que para entender la función de los sueños debemos examinarla tal como se da en pueblos o personas que intuitivamente los han empleado de alguna manera para obtener alguna guía sobre qué hacer. No como lo ha hecho la psicología utilitarista de nuestra época. No porque no se pueda emplear tal como los han empleado, sino porque han tomado el soñar con un propósito terapéutico específico, descartando otras funciones.

¿Qué debemos saber acerca de los sueños? Sabemos que cosas de las que no queremos enterarnos irrumpen en los sueños. Sabemos que en los sueños muchas cosas de nuestras vidas muestran su verdadero rostro. También, que a veces los sueños son premonitorios o que nos previenen de cosas futuras que pasarán o pueden llegar a pasar, de manera de permitirnos tomar precauciones. Algunas grandes ideas nos llegan en sueños, tal como lo han contado algunos grandes creativos. Pero existe un elemento que pocos han mencionado. Durante el soñar a veces ensayamos destrezas que luego necesitaremos en nuestras vidas. Por ejemplo, antes de llegar a realizar algo que debemos hacer, necesitamos soñar que lo hacemos. Si algo se lleva a cabo en un sueño, entonces queda abierta la posibilidad de que se realice en nuestra vida consciente. Tengo la sensación de que el sueño se lleva a cabo en una dimensión alterna de la realidad, y cosas que hacemos en el sueño pueden tener efectos constatables en la realidad.

¿Cómo trabajar los sueños? Se han escrito muchos libros al respecto, pero parten de la premisa de que la función de un sueño es la de transmitir un mensaje, de ahí a que la técnica empleada tenga el propósito de descubrir ese mensaje. Para mí un sueño es más importante, algunos transmitirán mensajes, pero no todos. Creo que todos los cartomantes alguna vez han caído en el error de hacer una tirada preguntando qué nos quiere decir tal sueño. Una práctica sin sentido por dos motivos, el primero porque supone que la función de un sueño es la de transmitir un mensaje, el segundo porque si fuera cierto que transmite un mensaje, sería como realizar una tirada con un mazo de cartas haciendo una pregunta y luego emplear un segundo mazo preguntando qué nos respondió la tirada con el primer mazo.

Una forma de trabajar los sueños puede ser la de llevar un diario de sueños. Pero sin tensiones, sin la obsesión de que se nos escape un sueño, pues termina afectando nuestro dormir por la tensión de la expectativa. Si recordamos los sueños al despertar, bien, si no los recordamos no pasa nada, hay que evitar el forzar el soñar, porque esa ansiedad puede terminar generando sueños en torno a ella misma.

Una vez registrado el sueño, es conveniente anotar también todo lo que pueda ocurrírsenos acerca del mismo, verán que hay un conjunto de asociaciones que se dan espontáneamente. Tampoco hay que forzar nada ni esperar llegar a algún resultado, debido a que un sueño puede ser entendido luego de mucho tiempo y a partir de otros. Más importante que un sueño en concreto es descubrir cómo evolucionan los sueños a lo largo del tiempo. Verán que algunos se repiten, que existen temas recurrentes, pero por sobre todo que al registrarlos, los sueños comienzan a cobrar vida y evolucionar (y nosotros con ellos). Más importante que descubrir el mensaje de un sueño en concreto es observar cómo evoluciona la actividad onírica a partir del prestarle atención y registrarla. Posiblemente muchas patologías tengan su raíz en el bloqueo del soñar, un sueño que no llega a su conclusión puede que insista e insista hasta lograrlo, y si no lo logra puede terminar enfermándonos. La salud de la vida de una persona puede depender de la salud de su soñar. Si se bloquea la función onírica puede que quedemos bloqueados en un impasse vital del que no podamos salir. Si prestan atención verán que las personas que dicen estar bloqueadas en sus vidas no sueñan o tienen sueños repetitivos y angustiosos. Por sobre todo, tendrán muy dañada su capacidad para dormir.

Es más, un diario de sueños sin más, sin análisis ni interpretaciones, tendrá un valor terapéutico fácilmente detectable por sí mismo.

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