El Azar nada tiene que ver con la Cartomancia

Estoy releyendo algunos de los libros de Camelia Elías y continúo con el video Tarology en mente, y me sigue molestando la posición de muchos lectores de cartas, tratando de entender por qué niegan la adivinación. Pero para entenderlo, hay que posicionarse 15 ó 20 años atrás. 20 años atrás, quienes se enfrentaban al tarot de manera seria, con actitud científica, debían rechazar toda explicación mística-sobrenatural y explicar el fenómeno del tarot en términos de lo conocido para no ser considerados unos charlatanes. A veces, lo desconocido puede explicarse a partir de lo conocido, pero otras no. Tanto Enríquez, como Camelia, tal vez también Jodorowsky, aunque no lo tengo tan presente en la memoria, hablan del azar como aquello que se encuentra tras las cartas que salen durante una tirada. Una y otra vez lo repiten. Con esta premisa, la lectura de cartas no podría ofrecer garantía alguna. Luego se convertiría en generar narrativas en torno a éstas y, si tenían sentido para el consultante, bien; si no lo tenían también. El tarólogo hablaba poéticamente y el consultante veía si algo de lo dicho tenía sentido. Nada más. Jodorowsky lo consideraba equivalente a un test proyectivo donde el consultante proyectaba lo inconsciente en las cartas y lo contado por el lector. Camelia posee una formación científica más académica que Enríquez, insiste con el azar, pero sabe que hay algo más tras el fenómeno oracular. No trata de explicarlo, porque no podemos, pero igual insiste en el azar, aunque supongo que lo que pretende decir con “azar” es que las cartas son elegidas de forma aleatoria. Reconoce que hay algo porque las cartas aceptan la codificación, tanto de posiciones en una tirada como de significadores.

Quien piense que el azar comanda la respuesta del tarot, se encuentra completamente equivocado, es más, ni creo que exista el azar. Si Enríquez en verdad piensa que el azar decide qué cartas deben aparecer, su postura pesimista-depresiva, tendría sentido. La lectura no pasaría de ser un juego donde a veces, cuando los astros se alinean, puede surgir algo.

Otras hipótesis se manejan: sincronicidad e inconsciente. Desgraciadamente en el mundo de lo esotérico no encontramos personas con formación científica, por lo que resulta frecuente que empleen términos que desconocen inventándose teorías que presentan como descubrimientos propios. Cada tonto con su método, como dice el dicho. (Inventado por mí ahora)

Tomemos la idea del “inconsciente”, a veces como responsable en la elección de cartas, otra considerando la lectura como si el tarot permitiera una comunicación con nuestro inconsciente. Existen términos en el mundo de lo esotérico, revestidos de autoridad científica-mágica, que cuando alguien los emplea sé que me encuentro frente a un completo charlatán: inconsciente, cuántico, holográfico, biodecodificación cuántica-emocional.ontológica, etc. Mientras más rimbombante el término más charlatán el que lo emplea.

El concepto de inconsciente en el mundo de la psicología depende de la escuela que lo emplea, los junguianos tienen una concepción muy distinta a la de los freudianos, los adlerianos tienen otra, etc., pero muchas veces, para los que no son psicólogos, es como una bolsa donde meter todo aquello que no tiene explicación. A ver, la gente que emplea estos términos no siempre pretende engañar a las personas, simplemente no cuentan con la formación para entender qué representan y, como poseen gancho, saben que se aseguran un público interesado en saber de qué hablan. 

La sincronicidad de la que tanto hablan como explicación de la cartomancia, tampoco tiene que ver con ésta. Primero, la sincronicidad no constituye una teoría que explique algo, sólo es una constatación. A veces, cuando algunas personas se encuentran bajo un estrés emocional muy intenso, su mundo interior se exterioriza, ocurren fenómenos externos que se encuentras vinculados simbólicamente con los estados internos. Estos fenómenos sincronísticos son aislados e incontrolables, la cartomancia pertenece a un orden de fenómenos distinto y son controlables, aunque guardan algún parecido, pero no se encuentra la tensión emocional necesaria para generar un fenómeno sincronístico. Si pregunto si el cartero llegará antes del mediodía, mi vida no va en ello, es más, puede que simplemente esté poniendo a prueba a las cartas, por lo que no habrá emoción intensa involucrada. 

Ni el inconsciente ni la sincronicidad constituyen explicaciones o teorías con valor explicativo, no dicen nada, por lo que no son necesarias. 

Para comprender el fenómeno oracular desde un enfoque científico, primero debemos constatar el fenómeno, luego desarrollar la teoría que lo explique. Antes que Newton desarrollara la teoría de la gravitación universal de los cuerpos, todos conocían el fenómeno de la gravedad, aunque no pudieran explicarla ni conocieran sus leyes de campo. Con la cartomancia ocurre lo mismo, todos los que nos dedicamos a ésta sabemos que las cartas responden a nuestras preguntas, pero no sabemos cómo. El salto cualitativo a dar pasa por dos pasos. El primero reconocer que las cartas responden a nuestras preguntas. Esto es así y punto. No necesitamos, por ahora, atribuirlo a un ente inteligente tras las cartas. Porque implicaría conjeturar la existencia de un ente inteligente, con lo que la investigación podría quedar bloqueada con una hipótesis errónea y distractora. Es lo que habitualmente hace quien no sabe de lo que habla, encontrar una explicación tranquilizadora y que parezca convincente, hasta en el mundo de la ciencia se dan estos equívocos. No, sólo sabemos que las cartas responden. Aquello que responde lo llamo lo invisible, también podría llamarlo X, para destacar la idea de que constituye una incógnita a desvelar.

Lo segundo a no hacer, es el de tratar de explicar este fenómeno cuyos fundamentos desconocemos, por lo conocido o creemos conocido. Sé que es normal tratar de explicar lo desconocido por lo conocido, pero aquí nos encontramos con algo que desafía completamente lo conocido. 

No, no es el azar, no es el inconsciente, no es la sincronicidad, no es lo holotrópico, ni ninguna de estas verduras. 

Quien en verdad pretenda encarar científicamente el estudio de la cartomancia deberá abandonar todas estas gilipolleces cuánticas y aceptar que el azar nada tiene que ver como causa, que sólo constituye un recurso necesario para generar las condiciones para que las cartas respondan. Simplemente, antes de lanzar las cartas debemos barajarlas bien, sólo eso. Y sólo eso, porque otro criterio que tengo para descartar un libro sobre cartomancia es el espacio que le dedica a explicar las formas de barajar. La gente que sabe ni menciona el barajar, porque sólo es un recurso para mezclar las cartas. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

La pirámide invertida

Miren qué fácil se leen los pips

Los Enamorados representan a los enamorados y no a la Elección

El miedo al movimiento

Cómo incluir a todas esas personas importantes de tu vida en un Gran Tablero

Futuro de Donald Trump

Entre el símbolo y la forma

¿Cuál es mi vocación?

¿Meta me expía?

¿Algún día la IA cobrará conciencia?